Es increíble como en países latinoamericanos los hombres, varones, niños, jóvenes, masculinos y demás yerbas aromáticas son considerados machos desde tempranas edades y siempre hay un afán en llevar a los niños o jóvenes en tempranas edades a ¨conocer¨ la vida.
Nuestro gran amigo no paso por esa experiencia tan frustrante y tan llenas de expectativas por parte de sus padres, tíos, amigos de la familias o demás cercanos. Por el contrario, encontró esta oportunidad en su misma casa. Ya a tempranas edades descubrió la apetecible sensación del sexo y antes de alcanzar sus 16 años era todo un experto en las artes del amor.
En capítulos anteriores hemos visto como Pedro encontraba en las pieles femeninas el placer. Luego comenzó a trabajar y aquí comenzó a producir su propio dinero. También floreteaba con jóvenes y lograba encantarlas con sus increíbles detalles, caricias y chulerías que este había cultivado con los años. Esta fue una acción bien retribuidas por muchas de estas jóvenes de muy buena posición social, quienes evitaban a toda costa que su MACHO andará sin dinero y siempre ponían en los bolsillos de Pedro buenas sumas de dinero que este utilizaba de forma arbitraria y carente de todo tipo de sentido.
Pedro comenzó a manejar y esto le permitió acceso a muchos lugares que los amigos contemporáneos a el ni soñaban de su existencia. Comenzó a frecuentar el mundanal mundo de los cabarets y como dicen en Republica Dominicana, LAS CUERERIAS.
Era muy común encontrar a este muchacho a altas horas de la madrugada enamorando CUEROS o prostitutas. Era un experto en dejar cuantiosas propinas a estas mujeres. Incluso, entre sus andanzas llego a hacer un estudio cuya hipótesis determino que el apellido de estas ¨damas¨ es TENGO HAMBRE, ya que todas al presentarse y tomar algo de confianza lo hacían de esta manera, ¨Hola mi amol, soy Dulce, Tengo Hambre¨. O sea, no habían compartido con uno una oración completa y llegaba la fuñida pedidera. Algo que lo frustraba hasta el fondo de su alma, pero ya había tomado el vicio del Mundanal.
Pedro fabricaba grandes orgias en estos lugares, juntando más de seis mujeres en una de estas ¨fiestas¨ y analizando los comportamientos y logrando cada una de sus bizarras fantasías carnales con estas chicas. Tomada mujeres de todo tipo, era como un vampiro con un apetito voraz, no escatimaba esfuerzos para tener lo que proponía. Esto formo en el otro increíble don y era el no dejarse intimidar ante la extrema belleza femenina. Logro despertar un animar, capar de devorar una mujer con sin pretexto alguno, sin tabúes, sin mitos, sin penas.
Logro hacer que cada mujer saliera de este mundo, visitara las estrellas y sintiera que estaba siendo devorada por un animal salvaje con apetito del mundanismo.